sábado, 11 de julio de 2009

Crecimiento personal e investigación


¿Se puede cambiar la perspectiva de ver las cosas, al mundo y a las personas en tan sólo cuatro meses y medio? Cualquiera diría que es poco tiempo para un cambio radical de pensamiento pero no es imposible. Los días tienen 24 horas y en cada hora algo nuevo se puede aprender, lo aprendemos un día y se trata de poner eso en práctica constantemente.
Los cursos de toda carrera casi siempre son trillados. Enseñan al estudiante a seguir un tipo de normas estereotipadas para que salga a la sociedad siendo uno más, ya todos parecen robots o computadoras, todo empieza desde niños, nos dicen como caminar, como vestir, que debemos comer, que es malo y que es bueno y todo este aprendizaje es continuo, la universidad no se escapa.
Cada mañana te levantas pensando en que ahí va otro día más, otro día acelerado en la ciudad globalizada y mecanizada donde parece que nadie tiempo ni siquiera de detenerse un rato para mirar el azul del cielo o el verde del pasto. Nadie tiene tiempo en esta sociedad tan individualizada donde ha vuelto la ley de la selva, sólo sobrevive el más fuerte.
Y un día, esos días que tal vez se ande susceptible aunque sea por un minuto, escuchas al profesor de sistemas de investigación jurídicos hablando sobre amor fraternal, sobre que las personas deberían des- aprender y que se debe dejar de pensar en el pasado o en el futuro y simplemente vivir el presente y ahí puede ser que empieces a reflexionar.
Pero, ¿qué tiene que ver eso del amor, el poder del ahora y ese tipo de cosas con la investigación? Pareciera que nada pero si lo analizo desde otro enfoque puede que si tenga que ver algo. Cuatro meses y medio pueden bastar para ponerse a reflexionar sobre la vida, mi vida. Todas esas cosas que me han atado a no poder dar lo mejor de mí, esos errores del pasado que no me dejaban avanzar y que no me estaba dando cuenta hasta que en una simple clase alguien lo menciona y me siento identificada.
Para comenzar a hacer un trabajo de investigación, primero se debe mantener la mente abierta, a nuevas cosas, a nuevos descubrimientos; ser totalmente objetivo y no aferrarse a las creencias, a las típicas cosas que siempre nos enseñan. Es ahí en que radica la enseñanza del profesor de una forma distinta. Cuando uno logra la superación personal, se libra de ataduras, de máscaras y encuentra la esencia verdadera de su interior es cuando se puede hacer una verdadera investigación.
Personalmente, siento que he podido crecer interiormente aunque sea un poquito en este tiempo que llevé el curso de sistemas. Al principio del semestre estaba pasando por una mala situación: empezaba a vivir sola en San José, dejé a mi familia en Atenas y ahora tenía que arreglármelas yo sola. Además que la única persona que yo creía que tenía en ese momento me estaba siendo infiel.
El último libro que el profesor nos dejó para leer, los cuatro acuerdos, fue el que más me gustó en lo personal. Al principio decía que uno nunca avanza por estar aferrado en los errores del pasado, que uno piensa siempre en eso y uno mismo se empieza a victimizar. El dolor se apodera de uno en forma de ira o de celos y me sentí tan identificada. Si quiero salir adelante y sentirme libre y bien conmigo misma no puedo estar aferrándome al pasado. Me di cuenta que soy capaz de perdonar y seguir adelante y que no se debe pagar por el mismo error más de una vez.
Nos castigamos a nosotros mismos por pequeños errores. Sufrimos y vivimos en un constante infierno por estar recordando el pasado y los errores. Y es ahí donde se dice ya no más. Pero tal vez si alguien no lo hubiera dicho yo no me daba cuenta y ahí es donde radica en mí la importancia que tuvo el curso. El darse cuenta que se vive de una forma errada, que se vive con temor y se suele encerrar en una burbuja de cristal a raíz de estas cosas.
Aprendí a ser yo misma, dejar esa máscara solo por temor de desaprobación por los otros. Si empiezo por aceptarme a mi misma como soy, será más fácil para los otros aceptarme. No se puede fingir sólo para complacer a los demás, eso es un obstáculo que cada persona se pone en su camino, es una barrera para uno mismo y a la larga también para los demás.
Y me siento aliviada por saber que puedo poner de mi parte para no vivir un infierno por estado de ánimo. Así espero otros cuatro meses y medio más para seguir aprendiendo a como abrir mi mente hacia lo desconocido, hacia lo nuevo sin tener que juzgar y sin tener que tener miedo.
Espero el curso de sistemas jurídicos II porque estoy segura que el aprendizaje no termina y que en cada lección aprenderé y me observaré para seguir creciendo cada día como persona por mi propio bien y de los que me rodean.